martes, 10 de septiembre de 2013

REFLEXIÓN

  "También yo alzo la voz, suplico, ruego y exhorto encarecidamente a no sentarse a esta Sagrada Mesa con una conciencia manchada y corrompida. Hacer esto, en efecto, nunca jamás podrá llamarse comunión, por más que          "toquemos" mil veces el Cuerpo del Señor, sino condena, tormento y mayor 
 castigo..." (San Juan CRISÓSTOMO, 354-407).

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